La noticia saltó a los medios a mediados de diciembre del año pasado. Desgraciadamente, no hay sitio para el amor en el Puente Milvio. Esta frase, que puede ser entendida de manera pesimista, trata de expresar justo todo lo contrario, no hay espacio para los candados que simbolizan a centenares de enamorados que, siguiendo la costumbre iniciada por el escritor italiano Federico Moccia en su libro "Hoy tengo ganas de tí", dejan puestas sus ilusiones y sus esperanzas en el amor y en el compromiso conyugal en cantidades tan desproporcionadas que, literalmente, la estructura de los muros corre el riesgo de verse comprometida.
Hay demasiado amor en Roma, y esa es una buena noticia. Y el volumen físico, material, sólido, es aplastante. La noticia, extraída de la Agencia EFE, es realmente curiosa. Se ha tomado la decisión de agarrar todos los candados y sacarlos del puente porque, además, obstaculizaban el paso a los viandantes. Tan sólo espero que los políticos romanos pueda dar vía libre a tan saludable afición en otro lugar más apartado y más flexible al ardor amoroso de los romanos y romanas.
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